lunes, 2 de diciembre de 2013

El importaculismo



Qué gran verdad hay en todo ésto
No es mío, pero se lo dedico a todo el que lo quiera recoger, es algo que yo me canso de decirle a mi madre, que ya has trabajado mucho y empezaste muy joven, ahora disfruta cada minuto.
Que te sale un viaje, pués te vas, que te sale una cena, pués acudes, que te sale lo que sea, aprovéchalo, que la vida es breve y se nos escapa en cualquier momento

"Por SAMUEL ARANGO M. | Publicado el 8 de octubre de 2012 - El Colombiano
Las mujeres y hombres maduros de ahora hemos llegado a una edad 
maravillosa en la que emprendemos el camino del desaprendizaje. Fuimos 
criados con la creencia de que debíamos ser los mejores en todo: 
mejores estudiantes, mejores esposas, mejores esposos, mejores 
profesionales, mejores madres y padres, etc. Fuimos educados con la 
creencia de que TODO es pecado. Ha llegado la hora del desaprendizaje 
o lo que mi hija llama graciosamente, el importaculismo.("Todo me 
importa un culo"). Ha llegado la hora de decir NO en muchas ocasiones, 
de mandar al carajo los compromisos y las obligaciones. Pasó la hora 
de las responsabilidades desvelantes. Ahora nos gusta estar solos, 
disfrutar buenas conversaciones con gente que no nos insulta y que 
cree lo mismo que nosotros o que no le importa que opinemos diferente. 
Es la hora de hablar de todo sin necesidad de sostenerlo como medio de 
defensa. Es hora de ver películas, de estar en una finca durante la 
semana, de leer, de escuchar, de sonreír y de burlarse de la mayoría 
de los mortales que viven pendientes de las pendejadas.

Nosotros ya demostramos que las responsabilidades fueron bien 
atendidas por nosotros, que hicimos las cosas lo mejor posible, que 
dejamos huellas, que somos buenas personas.
Lo que nos queda de vida es para nosotros, para disfrutar, para 
cumplir el mandamiento divino de amarnos a nosotros mismos. Por eso 
vamos a hacer lo que nos da la gana. Viajar al máximo, tomando café 
con amigas y amigos, conversando con todo el que nos encontremos. Ya 
pasó la época de los roles. Lo que fuimos, fuimos; ahora somos para 
nosotros mismos sin tener que rendir cuentas a nadie. Los demás 
seguirán su camino de responsabilidades y de afanes, de preocupaciones 
y nerviosismos. Nosotros ahora, estamos por encima del bien y del mal. 
Vamos a museos, asistimos a conferencias y si no nos gusta nos salimos 
sin que nos importe, redescubrimos al Quijote y a Fernando González. 
Ahora asistimos con mayor frecuencia a entierros y nos damos cuenta de 
que se aproxima el nuestro, pero estamos preparados, pues al fin y al 
cabo vivir es mortal. La vida es para nosotros una profunda 
experiencia interior, lejos de mitos, ritos, limosnas y pecados sin 
fin. Es la hora de empezar a relajarnos y de conversar largas horas 
con uno mismo, que es el único que permanece siempre, ahora y después 
de que abandonemos la nave del cuerpo.
Nos rodean pocos seres a quienes amamos profundamente y que seguirán 
viviendo sus propias experiencias, estemos nosotros o no. Mandaremos 
para donde sabemos a la gente que nos molesta, la tóxica. Quienes nos 
buscan sin egoísmos van a encontrar una sonrisa, una mirada tierna y 
comprensiva, un consejo acertado o no, afecto.
Somos, ahora sí, libres de ataduras, de prejuicios, de creencias. 
Somos libres si no le tememos ni a la vida ni a la muerte."

Yoli

2 comentarios:

Aran dijo...

Muy bueno! Es la actitud que deberíamos tener siempre. Disfrutaríamos más. Lo bueno de leer cosas así es que al menos te permiten recordar o intentar actuar así;)
Un besazo!

Duna dijo...

Me quedo con la última frase "Somos libres si no le tememos ni a la vida ni a la muerte" y con la idea de que hay que disfrutar cada momento siempre porque quizás no lleguemos a ese momento del relato, nadie sabe cuando le va a tocar... jo que mal suena, pero es así...